Sí, ya lo sé. Esta receta la conoce todo el mundo. No es nada nuevo, pero aunque parezca mentira, yo no sólo no la había hecho nunca, sino que tampoco la había probado!
Como ya he dicho en alguna ocasión, soy más de té que de café y aunque por las mañanas salgo a tomar un café, no es algo que me apasione.
Aunque este es un postre muy solicitado en muchos restaurantes, por el motivo expuesto anteriormente, yo siempre prefiero pedir algo que no lleve café.
Pero mira por donde que hace poco estaba echando un vistazo a mi última adquisición: el libro de "La cocina de Nigella Lawson", cuando me topé con esta receta (bueno en estos momentos ya no es la última, no lo puedo evitar). Como soy poco de planificar, repasé los ingredientes y casualmente los tenía todos. Además tenía familia a comer el domingo, por lo que podía experimentar con ellos sin arriesgar demasiado.
Total, a los demás sí que les gusta el café y además el mascarpone que tenía en la nevera, estaba en fecha límite. Todo parecía indicar que tenía que hacerla, sí o sí. Bueno, ahora que recuerdo, sí que tuve que comprar algo: los bizcochos de soletilla, que aunque tengo una receta estupenda para hacerlos (procedente de uno de vuestros maravillosos blogs) no era cuestión de experimentar dos recetas nuevas al mismo tiempo.
Elaboración:
Preparar un café con 350 ml. de agua y 9 cucharaditas de café instantáneo en polvo. Esto es un poco al gusto, dependiendo de la intensidad de sabor que queramos dar. Yo lo hice suave. Por supuesto, también podemos preparar los 350 ml. de café expreso con una de esas estupendas maquinitas de cápsulas o con tu cafetera tradicional. Como siempre, cuanto mejor sea la calidad del ingrediente, mejor será el resultado final.
Mezclar el café con 175 ml. de Baileys en un bol poco profundo y reservar los 75 ml. restantes
Mojar los bizcochos en ese líquido y dejarlos en remojo por cada lado lo suficiente como para que se humedezcan pero sin empaparse, porque si lo hacemos en exceso, además de romperse, soltarán mucho líquido y pueden estropear el resultado.
Cubrir el fondo de una fuente de cristal cuadrada de 22 cm. con una capa de bizcochos. Yo creo que utilicé un molde cuadrado de unos 20 cm.
Separar las yemas de las claras, pero quedándonos con una de las claras. Batir las dos yemas junto con el azúcar hasta que quede una mezcla espesa de un color amarillo más pálido. A continuación agregar los 75 ml. restantes de Baileys y el mascarpone, para obtener una mezcla con consistencia de mouse.
Batir una de las claras de huevo que habíamos reservado a punto de nieve: como es una cantidad muy pequeña, se puede hacer a mano. Cuando esté lista añadirla a la mezcla de Baileys y mascarpone y echar la mitad de esta crema por encima de los bizcochos.
Volver a poner otra capa de bizcochos remojados y seguidamente cubrir con el resto de la crema.
Tapar la fuente con papel film y dejarlo toda la noche en el frigorífico. Cuando estés a punto de servirla, espolvorear la parte superior del tiramisú con el cacao en polvo, pasándolo por un colador fino y listo.
Tengo que decir, que a pesar de que el café y yo no somos grandes amigos, me pareció deliciosa y a los demás les encantó por lo suave que resulta de sabor y por su textura que se deshace literalmente en la boca. Pienso repetirla, eso sí mejorando la presentación, que puede ser mucho mejor.
Mi experiencia personal al hacerla:
Como mi molde era algo más pequeño, puse tres capas de bizcocho y tres de crema. No es fácil desmoldarlo, pues queda muy blandito. Si se va a sacar conviene que el molde tenga la base suelta y forrar los laterales con papel vegetal o lo que se os ocurra.
En mi opinión se queda un poco corta en cuanto a cantidad de crema de mascarpone y sin embargo, si mal no recuerdo me sobraron bizcochos. Eché de menos no tener un poco más de crema.
Por lo demás es perfecto, muy fácil y rápido de hacer. No necesitas calentar ingredientes, ni encender el horno. No resulta nada empalagosa y es un final de comida muy bien recibido. Ahora entiendo por qué es un postre tan solicitado.
Queda precioso en copas anchas individuales o en pequeños recipientes bajos, de cristal.
Fotografías: "Le Papillon Gris"
Origen de la receta: "La cocina de Nigella Lawson: comida rápida saludable"